Es hora de soluciones en salud

por Karen Palma Tapia, presidenta de Confederación Fenats Nacional

No es novedad decir que estamos ante una crisis en la gestión de salud, donde las decisiones que adoptan las autoridades afectan directamente a trabajadores y usuarios del sistema público. Lamentablemente, la novedad está en que no existe una conducción clara y que responda a una decisión política en esta materia.

Hoy, tanto la ministra Ximena Aguilera como el subsecretario de Redes Asistenciales, Osvaldo Salgado, han brillado por su silencio ante los llamados de las organizaciones de funcionarios como las mayoritarias movilizaciones llevadas a cabo en todo el país por la falta de respuestas y soluciones a las demandas que las y los trabajadores de la Salud hemos levantado en el último período.

El silencio, que puede ser tomado como respuesta negativa o simplemente indiferencia ante la crisis, profundiza la incertidumbre en el sistema público de salud y tensiona los ánimos de las bases que ven como sus condiciones laborales siguen empeorando en la medida que pasan las semanas.

En 18 meses de gestión de este gobierno -y 12 de la ministra Aguilera a la cabeza del Minsal- no hemos visto voluntad política de avanzar en la concreción de los compromisos tomados por el Presidente Boric con las y los trabajadores en materia de carrera funcionaria, asignación técnica e incentivo al retiro. Hasta ahora no hemos tenido instancias de diálogo formal para avanzar en estas materias, salvo algún cruce de pasillo o en la entrada del Congreso, hace un par de semanas, donde se le advirtió de la situación crítica que se vive.

Para complicar más el escenario, se informó -a través de un correo electrónico enviado entre gallos y medianoche- de la definición de desvincular a fines de septiembre a más de 6.300 funcionarios a honorarios, quienes ingresaron en plena pandemia para reforzar la dotación, que pusieron su vida en riesgo enfrentando al virus del Covid-19 y que han pasado progresivamente a funciones clínicas en diferentes centros de salud fortaleciendo la cobertura a millones de usuarios del servicio.

“No hay plata” ha sido la explicación de esta medida, la que se repite en el caso de los compromisos no cumplidos. Y las miradas, entonces, se dirigen al Ministerio de Hacienda, el que también está en deuda, “en Dicom”, con las y los trabajadores de la Salud. Y retomamos el círculo vicioso de mesas de trabajo improductivas, sin avances concretos y que a la larga solo dan pie a las autoridades para argumentar que se está abierto al diálogo, aunque en realidad pareciera que jugamos al “compra huevos”.

Ya no se trata de dialogar para hacer diagnósticos y análisis que solo significan “ganar tiempo”, tenemos que dialogar para alcanzar soluciones concretas y acuerdos que fortalezcan a la salud pública, protejan a las y los trabajadores de la salud y, lo más importante, garantizar la cobertura y atención de millones de personas a lo largo del país.

De lo contrario el problema sigue y los trabajadores de la Salud estamos en medio de indefiniciones, falta de voluntad política e incapacidad de gestión. No podemos seguir siendo el jamón del sándwich, no podemos seguir esperando que las autoridades de gobierno asuman sus responsabilidades.

Por lo mismo a lo largo del país sentimos que el tiempo y la paciencia se acaba, que esta crisis ya deja de ser sectorial sino que se convierte en un problema de gobierno y que por no resolverlo a tiempo puede terminar estallando en la cara una crisis mayor.

Alguien debe asumir la responsabilidad de eliminar 6.500 puestos de trabajo que hasta ahora amplían la cobertura y son importantes para la reducción de las listas de espera, la atención de camas críticas. Alguien debe asumir la responsabilidad de no avanzar en los compromisos presidenciales con las y los trabajadores en la mejora de sus condiciones laborales.

Por lo mismo se deben tomar decisiones en el Gobierno -particularmente el Presidente Boric- y mandatar al Ministerio de Salud (o a quien corresponda) para poner fin al problema antes de que se transforme en una verdadera crisis. Las y los trabajadores estamos disponibles para diálogos concretos, no para seguir jugando a las mesas de trabajo ni ser el hilo delgado donde se cortan los problemas.

Columna publicada en Cooperativa.cl

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