En Chile, un país con un sistema de salud en crisis, existen realidades aún más precarias e invisibilizadas, con menos recursos y escasos trabajadores. Es el caso del Hospital San José de Maipo, un centro de salud rural escondido entre montañas a 48 kilómetros de la ciudad de Santiago, cuyos trabajadores y usuarios enfrentan múltiples problemáticas para lograr atender, y ser atendidos.
Una de ellas, es la conectividad. Manuel Silva Guajardo, técnico en Registro y Estadísticas, y presidente de la base FENATS Nacional San José de Maipo, denuncia que existen graves dificultades de acceso para las y los funcionarios del Hospital. La mayoría debe recorrer largas distancias entre sus hogares y lugar de trabajo, lo que, considerando que el pueblo solo tiene una vía de acceso, les significa un constante dolor de cabeza, ya que la locomoción colectiva ($1.000) no tiene horarios fijos y los taxis colectivos ($2.000) no pasan durante las tardes.
Estas dificultades se profundizaron e hicieron más evidentes con la llegada de la pandemia. Tras varias conversaciones de la administración del centro hospitalario con las organizaciones gremiales, se implementó un bus de acercamiento con un único recorrido que recoge a las y los funcionarios entrantes a turno desde las comunas de La Florida y Puente Alto, los deja en su lugar de trabajo y luego se devuelve a la capital, transportando a quienes vienen saliendo de su turno laboral. “Sin embargo, este servicio no fue pensado para las y los trabajadores de pueblos más cordilleranos, lo que se ha traducido en la renuncia de trabajadores debido a la falta de buses que los movilicen en horarios acordes a sus turnos”, explica Manuel Silva, al consultarle acerca de las consecuencias que han traído estos obstáculos para el personal.
Asimismo, detalla que el complejo hospitalario tiene dependencias en una meseta que se encuentra a 100 metros sobre el pueblo, al que se puede bajar a pie por una escala o en auto por las vías habilitadas: “En invierno es probable sufrir accidentes por los caminos congelados y en cualquier época, atropellos, debido a lo angosto de los caminos que no tienen veredas”, declara Manuel.
Las y los funcionarios que se encuentran ejerciendo labores en el complejo hospitalario cumplen una tarea fundamental en la comunidad, pues son la fuerza de trabajo que garantiza la asistencia sanitaria para quienes viven o se encuentran en el sector. Muchas veces, debido a las carencias existentes, son las y los trabajadores quienes se sobrecargan para cumplir con sus labores y los usuarios. Una solución que encontraron para poder cubrir los turnos, fue que las y los funcionarios con vehículos llevasen a quienes están más complicados para movilizarse.
El personal de salud del Hospital San José de Maipo tampoco tiene casino. A pesar de contar con una asignación de alimentación (vía licitación Sodexo) de $3.500 por día efectivo de trabajo, no existe un lugar establecido para que las y los trabajadores puedan comer. A esto se le suma que, como no hay lugares cercanos al centro de salud que tengan convenio con Sodexo, los funcionarios se ven obligados a viajar por lo menos 30 kilómetros para realizar compras con los dineros asignados, pues al ser una zona turística, una colación o almuerzo fácilmente supera los cinco mil pesos.
Una de las principales demandas del personal y los gremios es cambiar la situación contractual de la institución para que sea declarado un Hospital Zona Extrema, donde se tome en consideración su disposición geográfica y los obstáculos que conlleva para mejorar las condiciones laborales de todo el personal. “Es muy claro que los altos costos en desplazamiento, lo caro de la alimentación y el tiempo perdido para llegar al complejo y a sus hogares, son razones para que no sea atractivo para los funcionarios postular a nuestra institución, más cuando los sueldos son tan bajos. Todo esto se traduce en menos personal para la atención de usuarios“, concluye Manuel.
